lunes, 22 de septiembre de 2008

CUENTO PARA QUE SONRÍA EL OTOÑO (nuevo)

Dos hombres en la tormenta.
Cierta mañana de otoño, un pescador y su hijo se hacen a la mar para recoger sus redes. El tiempo es tranquilo pero, a medida que avanza la mañana, se levanta un fuerte viento,obligando a los dos hombres a regresar a puerto. En el tumulto de las olas, el motor se estropea obligándoles a sacar los remos para intentar avanzar. La barca progresa a duras penas. Ante las desenfrenadas olas, el hijo se preocupa pero el padre permanece tranquilo y silencioso. Algo más tarde el hijo se agita de nuevo: -¡Padre, el viento aumenta! nuestros remos no sirven de gran cosa. De pronto el muchacho descubre a lo lejos una barca. -Padre, diríase que esta barca viene hacia nosotros. El padre contempla el horizonte y permanece silencioso; sigue remando. En las atormentadas olas, la embarcación se acerca más aún. - Padre _aúlla el hijo_, creo que ese cascajo va a chocar con nosotros. ¡Viene en línea recta! Padre, esta vez la barca va a embestirnos. Diríase que el que maneja el gobernalle quiere enviarnos a pique. Finge no mirar en nuestra dirección. Luego, incorporándose en su barca, el joven hace grandes gestos. - ¡El marinero está tranquilamente tendido en su barca! su inconsciencia va a matarnos. ¡Asesino! ¡Criminal!, aúlla. Las dos embarcaciones siguen aproximándose pero, justo antes del impacto, el padre hace una diestra maniobra y evita la colisión. Los dos cascarones, indemnes, prosiguen su ruta. -¿Te has fijado en quién estaba en la barca?, preguntó el padre a su hijo. - Sí, -respondió éste. Lo que me había parecido un hombre dormido era sólo un saco abandonado en el fondo de la barca. - Dime, hijo mío, ¿contra quién te has enojado?.

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